MI VIDA QUERIDA, DESPEDIDA DE ALICE MUNRO POR MANUEL C. DÍAZ

Especial/El Nuevo Herald

Nunca estuvo en el grupo de los eternos contendientes anuales, pero su nombre resonaba ocasionalmente (sobre todo después de ganar el Man Booker International Prize del 2009) en los augustos pasillos de la Academia Sueca. La noticia es ahora oficial: Alice Munro (Wingham, Ontario, 1931) recibió el Premio Nobel de Literatura. Es la primera escritora canadiense que lo recibe. Al anunciar el fallo, la Academia la definió como “maestra del relato corto contemporáneo” y destacó “su armonioso estilo de relatar, caracterizado por su claridad y realismo psicológico”. Y es bueno que lo haya obtenido. A sus 82 años, este premio representa un justo cierre a una carrera marcada por la excelencia. Sobre todo ahora cuando acaba de declarar que con Mi vida querida (Lumen, 2013), su libro más reciente, se despide para siempre de la literatura.
No es la primera vez que Munro anuncia su retiro; aunque ahora parece que es en serio. Una prueba de ello es que de los 14 relatos que componen el conjunto, cuatro de ellos son eminentemente autobiográficos y están agrupados, como si formasen parte de una cláusula testamentaria, bajo un epígrafe titulado Finale. Ella misma lo admite cuando, al referirse a ellos, confiesa: “Creo que es lo primero y lo último –y lo más íntimo– de cuanto tengo que decir sobre mi propia vida”. Pero no todos los cuentos de Mi vida querida son de carácter confesional; son –eso sí– puro Munro: historias cotidianas (de tramas tan complejas que parecen las de una novela) que al tratar del amor, del paso del tiempo y de oscuros conflictos familiares, se convierten en universales; escenarios típicamente rurales de su Canadá natal descritos con una sorprendente meticulosidad visual; personajes fuertes y repletos de contradicciones –en su mayoría femeninos– que, a pesar de vivir casi siempre sumidos en la tristeza y en condiciones adversas, se atreven a decidir sus destinos; y una prosa concisa –desprovista de adjetivos innecesarios– que parece cincelada a golpe de nombres precisos y verbos contundentes.
Casi todos los relatos de Mi vida querida tratan sobre personajes que descubren algo que cambia sus vidas para siempre, como en el primero de ellos, Llegar a Japón, en el que una madre, al abandonar momentáneamente a su pequeña hija en el compartimento de un tren para acostarse con un actor joven al que acaba de conocer (“Greta abrió las cortinas de un tirón y enseguida se dio cuenta de que Katie no estaba”), comprende el significado del verdadero amor. En el titulado Grava, una mujer carga un gran sentimiento de culpa por haber permitido, siendo una niña, que su hermana mayor se ahogase en un lago (“Cuando sueño con esto, veo su abrigo a cuadros marrón claro y su bufanda de tela escocesa y su expresión orgullosa de triunfo y las puntas de su pelo rojizo oscurecidas por el agua”) mientras ella sentada en la puerta de su casa –sin avisar a nadie– espera que sus padres terminen de hacer el amor; solo para comprender al final que: “Se aceptan las cosas y la tragedia desaparece. O pesa menos, en cualquier caso, y de pronto descubres que estás en paz con el mundo”.
Mi vida querida es un magnifico libro de cuentos, escrito con tanta maestría que todo parece estar en su sitio: nada falta, nada sobra. Y es que en cada una de sus páginas se siente el control que la autora ejerce sobre el texto, tanto en los diálogos como en los segmentos descriptivos. Es también un libro que conmueve, no solo por el fuerte contenido social y humano de sus historias, sino también por la compasión con que son tratados sus personajes, quienes a pesar de sus contradicciones y frustraciones (prohibiciones religiosas, el peso de las obligaciones familiares y el desencanto con una existencia miserable) terminan siendo percibidos como simples seres humanos que se enfrentan, como mejor pueden, al destino que los hiere.
Alice Munro, a quienes muchos llaman “la Chejov canadiense”, nació en 1931 en Wingham, un pequeño poblado de Ontario. Es autora de 12 colecciones de cuentos y dos novelas. A lo largo de su carrera ha recibido premios de mucho prestigio, entre ellos el recién obtenido Premio Nobel de Literatura. Actualmente la autora vive parte del año en Clinton, Ontario, y parte en Comox, en la Columbia Británica.• 
manuelcdiaz@comcast.net

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