Poema para damas desoladas por Luis Miguel Rabanal

NO VOLVER

Si cabe mayor desconsuelo que el de nunca más volver
a las barras a mitigar la sed con el vodka taciturno
de las noches y con la guerrera voz de los amigos,
¿cómo interpretar lo que en apariencia carece de sentido?

Si en tu vida te has topado con la espesa bruma
de los acontecimientos tristes, un rostro ya desfigurado
para siempre y perdido en los basurales de la memoria
o un paisaje repleto de acacias en flor que no es el tuyo
o también un cuerpo de enlentecidas pisadas que exige
de repente le devuelvan las monedas asqueadas del pacto.
No volverás jamás a despertar de tu sueño, bien es verdad,
bajo este sol desconcertante y bruto.

Si el tiempo te ha aterrado alguna vez y te despoja de tu traje
y carece de lujuria tu boca destrozada por líquenes,
si tu hijo no te busca en el Parque y huyen piratas sin él,
a lo mejor es que la nostalgia guarda similitud
con lo que queremos de antemano perder, ineptos
fantasmas, y no hay más sonrojo que el que pintan
esas mujeres enfermas en tus labios como una maldición
que ya no te exime de apostar.

Y nunca volver.
Porque duermes aferrado a tu patraña y encoges tu corazón
cada día como el de un muñeco sin ninguna estatura.
Si por lo menos fueras capaz de escribir bien tu nombre
con los ojos cerrados.
Tú te lo pierdes, sumido como estás en tu dolor mezquino
por las más de cien mil llagas tenaces
de tu propiedad.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Se agradece, Begoña. Un fuerte abrazo.

LM

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