¡¡¡lLOS SÁBADOS POR LA TARDE SON SAGRADOS!!!
Mi heroe, mi padre.
Recuerdo cuando era pequeña, como mi padre se manifestaba para conseguir, que los sábados por la tarde fueran para disfrutar con la famillia, como salían por la calles con el Sindicato los pocos que tenían conciencia y cojones, en una ciudad que entonces tendría poco más cuarenta mil habitantes. A decir que no podían más que la explotación tenía los días contados, que las horas de trabajo eran una locura y que el comercio no podía tener más a los empleados trabajando, con horas extra que no pagaban o que si lo hacían, era como quien da una propina. Mi padre no quería más dinero, quería tiempo.
Durante muchos años, esas reivindicaciones dieron fruto y erradicada la barbarie, parecía que los alborotadores que se habían tomado al pie de la letra la democracia, (según comentaban los aposentados todavía en la dictadura). Habían ido encontrando su sitio y podían disfrutar de vacaciones en la playa, llevar a sus hijos a los sitios que iban los del los jefes, etc... Yo sin ir más lejos, estudiaba con la hija del jefe de mi padre. Cosa que les repateaba, y además iba mejor vestida que ella, llevaba el material en mejor estado y mi pelo era maravilloso. Por que ellos tenían dinero, pero nosotros teníamos/tenemos clase, que eso no se puede comprar y teníamos/tenemos dignidad... Después de un tiempo, nuestros padres tuvieron que enfrentar sus intereses en los juzgados. Cuando acabó el proceso, mi padre se convirtió en su propio jefe, pero siempre fiel a sí mismo.
Ahora ya mayor, jubilado y enfermo, le horroriza escuchar como todo por lo que el lucho se va diluyendo, como sus hijos tienen que recurrir a estrategias laborales nada recomendables e insufribles salarios para sobrevivir, y como incluso las pensiones y la atención social y sanitaria están cuestionadas para dentro de quince años.
Por eso a mí no se se quita de la cabeza, una frase que de niña tanto escuché y que ahora vuelve a mi mente, fresca y tan actual. El grito de guerra de un sastre con una aguja prodigiosa, diseñador, peletero, que paso por dependiente, camarero, distribuidor de productos de limpieza...
Pero cuya dignidad, siempre siempre ha permanecido intacta y que nunca ha bajado la cabeza.
¡¡¡¡LOS SÁBADOS POR LA TARDE SON SAGRADOS!!!!
Comentarios
Besazo
un abrazo
No estoy tan seguro
Besossmil!!! y gracias por difundir nuestro cyberactivismo
seguro que por lo que he leído por aquí tu hija dirá parecido de ti.
Un abrazo.
besos
Abrazos.